8 de octubre de 2012

Olvidar y recordar, sinónimos directamente proporcionales.

Y de repente, todo ha cambiado.
Hoy te dio por abrir el último cajón de ese armario ya medio olvidado, aunque tu subconsciente lo visite con demasiada frecuencia. No sabes por qué, y quizás ni siquiera sabes porque eso puede cambiar todo tanto, cambiarte tanto.
Última foto a miles de kilómetros de mi pequeño paraíso cacereño, pero que ya lo siento como en casa. Gotas de lluvia de fondo, resbalando por eso que tantas veces vimos en foto, y ahora es una realidad recordada. Sentimientos encerrados en un papel y tres sonrisas, pero demuestran tanta amistad que duele saber que eso algún día puede terminar con un simple adiós.
Recuerdos, vida en pequeños mundos, nuestros mundos, nuestra historia, esa que solo nosotros podemos escribir, disfrutar, amar y llorar. Nuestra vida.
Pero como vienen, también se van, dejando algo más de lágrimas por todo lo que fue y no volverá, pero dejando ese último deseo de esperanza que aún nadie se llevó. A ellos le sobra el valor para devolverte a donde tú no quisieras volver, pero a mi solo me dan aún más ganas de vivir, de recordar, de soñar.

Posdata. Cambiamos de banda sonora, y los recuerdos vuelven del cajón que no debieron salir nunca, el olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

:)